
Yo ya me despedía.... y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.
Salí a la calle alborozadamente
mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí...Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»
(Amado Nervo)

Aun lo recuerdo y tiemblo, cuando casi brusco y asustado robé ¿o robaste? con la virginidad de mis labios a la virginidad de tus labios un beso, el primero. Por fin un beso, tímido, casi un roce, una caricia. Con el tiempo fueron más largos y apasionados, mientras mis manos subían e intentaban cercar tus incipientes pechos y unos codos, severos guardianes, cerraban filas en torno a tu cuerpo imposibilitando el avance de mis tercos dedos mientras un calor extraño, una fiebre, invadía de nuevo, y como siempre contigo, mi cuerpo.
Pero la tarde primera en que nuestros labios rozaron la pareja boca, hasta el cielo abrió sus nubes para vernos, inexpertos, principiantes, jurarnos amor eterno. Aun lo recuerdo, aun lo recuerdo y ...tiemblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario