
Yo seré a tu lado,
silencio, silencio,
perfume, perfume,
no sabré pensar,
no tendré palabras,
no tendré deseos,
sólo sabré amar.
Cuando el agua caiga monótona y triste
buscaré tu pecho para acurrucar
este peso enorme que llevo en el alma
y no sé explicar.
Te pediré entonces tu lástima, amado,
para que mis ojos se den a llorar silenciosamente,
como el agua cae sobre la ciudad.
Y una noche triste, cuando no me quieras,
secaré los ojos y me iré a bogar
por los mares negros que tiene la muerte,
para nunca más.
(Alfonsina Storni)
silencio, silencio,
perfume, perfume,
no sabré pensar,
no tendré palabras,
no tendré deseos,
sólo sabré amar.
Cuando el agua caiga monótona y triste
buscaré tu pecho para acurrucar
este peso enorme que llevo en el alma
y no sé explicar.
Te pediré entonces tu lástima, amado,
para que mis ojos se den a llorar silenciosamente,
como el agua cae sobre la ciudad.
Y una noche triste, cuando no me quieras,
secaré los ojos y me iré a bogar
por los mares negros que tiene la muerte,
para nunca más.
(Alfonsina Storni)

Si fuera silencio a tu lado sería para dar paso al lenguaje de las manos, de los cuerpos, de las miradas, pero sin pesos que descargar en tu pecho, ni penas que sacudirme del alma; libre, completamente libre para estar contigo compartiendo los momentos, nuestros momentos, para que cuando en una noche radiante, nada quede por decirnos, con la fuerza de las flores, renacer entre el asfalto duro y negro de la búsqueda, ansioso por dar de nuevo paso a los sentidos, a las miradas, y que callen las palabras, olvidadas, innecesarias, desterradas.
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