
Sentir intensamente la vida. Haber amado
y haber sufrido mucho, tener el alma ciega
esperando en la sombra una luz que no llega
o empeñada en dar vida a un sueño ya pasado.
y haber sufrido mucho, tener el alma ciega
esperando en la sombra una luz que no llega
o empeñada en dar vida a un sueño ya pasado.
Amar lo fugitivo. Enamorarse de una
sonrisa, de una sombra... Sentir la poesíade alguna melancólica y lejana armonía
que, de un balcón abierto, vuela bajo la luna.
Despreciar lo mezquino. Hacer con loco empeño
del ensueño la vida y de la vida ensueño...
Extenuarse en una larga caricia loca;
y al final de una tarde magnífica y florida,
esfumarse en el cielo, abandonar la vida
con un sonoro verso de amores en la boca.
(Francisco Villaespesa)

El banco vacío y roto, símbolo del uso y disfrute entre sus tablas de la hermosa compañía. ¿Quien lo querría barnizado y nuevo por no usarse sus maderas?
Triunfo de la vida y notario de noches en vela abrazados los cuerpos en refugio, no de la brisa marina, compañera, sino abrigo de miradas indiscretas. Dos en uno que sujeta y se presta, firme madero, celestino de vetas moldeadas, a la cita clandestina, a la nunca cita a ciegas. Firme y férreo centinela, orgulloso baluarte del amor y de promesas, el banco del homenaje altivo y clavado queda, preso en su hermosa condena, entre las dunas y juncos esperando otras parejas que apoyándose en sus tablas se juren noches eternas.
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