
A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaro
y una voz desusada. Tú me esperas: un río,una pasión y un fruto. Y tiene nuestro encuentro
el vuelo, la corriente, seguros, proclamados.
He venido a tu orilla con los brazos tendidos
y ahora ya soy la hierba que no termina nunca,
el barro donde el agua sujeta sus mensajes
y la cuna del cauce para mecer tu sueño.
Dime si estoy pendiente de mi diario trabajo,
si basta a tus oídos mi tristísimo verso
o si a mi sombra vive mejor mayo tu carne.
De tu orilla me iría si ahora me dijeras
que te amo solamente como los hombres aman
o que mi voz te suena como todas las voces.
(José García Nieto)

Cadenas infinitas cruzadas en astral sentido en el reposo, sin programar, sin reservas de vuelo ni destino. Reflejos fugaces de amores vetados por la consciencia despierta, rebeldes fugados en la libertad del sueño. Manchados tan solo por otros sujetos a férreas figuras de lealtad esclava. Clandestinos, huidos...eternamente viajeros.
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