ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

lunes, 15 de junio de 2009

HOY UNA VOZ AMIGA ME TRAJO SERENIDAD. ETERNAMENTE GRACIAS.



Hoy, después de años de incertidumbre, de no saber queriendo saber, alguien, una buena voz amiga me trajo noticias, dejando que la serenidad de saber que está bién, que se encuentra bién y que guarda un buen recuerdo, me embargue y llene de tranquilidad el desasosiego de estos años en los que el no saber me traía nubes negras hasta el horizonte de mis sueños, aun sabiendo que algo dentro de mi me hubiera avisado si lo gris hubiera ocupado el sentimiento.

Hoy puedo estar, como la canción que escuchábamos en aquel entonces, sereno, sumergirme en sueños en el mar sin cogerme a nada que pensar, mientras tengo la seguridad que en lo alto siempre tu estás, y que al alba esperaras.

Te agradezco voz amiga, aquella que siempre desde que nos conocimos ha estado al quite dando amistad si pedir nada a cambio, que hayas hecho posible que la serenidad y los recuerdos agradables volvieran acumulados recuperando años de silencios, de incognitas, de porqués. Te lo agradezco tanto que deseo que algún día tu también alcances esa serenidad que hoy yo tengo, sabiendo que mi mano siempre estará allí tendida para cuando la necesites tu también.

Gracias por el té que fuiste a buscar, quizás el mejor té de mi vida. Eternamente gracias, voz amiga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En esta calurosa mañana siento que no hay que dar las gracias, las gracias he de darlas yo por haberte encontrado, por ser esa plantita de asfalto en mi vida, por saberte ahí. Pero nuevamente he de ser sincera, siento esa envidia “sana” (mentira, la envidia nunca es sana) por no haberme querido nunca nadie como tú quieres, o quizás, muy posiblemente por yo no haber amado nunca a nadie como tú sabes amar. Puede que el desapego sea el mal que me inculcaron en ese Campillos, del que a veces estoy orgullosa pero también me hace en el fondo ser un ser solitario y huidizo, particular.
Siempre tendrás esta profunda y aguda voz del sur.