
bajo la luz que dura en lo inocente,
¡Oh, sí, los dos, bajo la luz riente
queremos ser! Queremos... Yo querría.
Contra la sombra o la melancolía,
contra las injusticias del presente,
quién te tuviera siempre, siempre... ¡Tente
amor pequeño, campo de alegría!
Y aquí los dos mirándonos. sin vernos.
Aquí los dos hablando. Sin oírnos.
Buscándonos a tientas. Sin tenernos.
Y el tiempo ya empujándonos a un irnos
inacabable. No podemos sernos
jamás. Entrando siempre en el morirnos.
(Carlos Bousono)

Anoche de nuevo me visitaste en sueños. Entraste con la llave que siempre has tenido y me sorprendiste pensando en ti. Cogiste mi mano y volamos, como siempre, a otros lugares, desconocidos a veces pero en los que me encuentro tranquilo por muy oscuros que sean, sabiendo que nuestra presencia es suficiente para que colores victoriosos hagan que se retire avergonzada la oscuridad.
Anoche volé contigo hasta nuestros lugares secretos, aquellos donde el aire huele a ti y donde a menudo, cuando vienes, acudimos en esos encuentros clandestinos a los que desde hace años somos tan habituales.
Cuando abrí los ojos guardaba en mi mano el pétalo de una rosa azul, recuerdo del hechizo nocturno a tu lado. Misterios de un tiempo vivido mientras dormía cuando entraste con la llave que conservas.
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