ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

martes, 30 de junio de 2009

...Y MOVER LOS CABELLOS DORADOS DE LA TIERRA PREÑADA DE GRANO.



Todavía hay gente que al viento le llama céfiro,
y hay quien a lo cursi lo llama poesía,
y a la Poesía, locura.
Todavía hay quien canta a la luna.
¡Yo canto a los hombres de la luna!
A los arrabales de la luna,
a los ríos de leche de la luna;
pero todavía hay gente que se asusta,
se asusta cuando una mujer se pone las botas
para pisar mejor el barro,
se asustan porque somos listos,
porque Dios está con nosotros;
ven que nos quemamos y no comprenden las llamas;
porque componemos canciones previsoras
y al avisar gritamos;
porque en nuestros versos
no hablamos de lo que siempre se habló en los versos:
las olas, la boca, los pájaros.
¿Quien dice que en nuestros versos no hay pájaros?
¿Qué son estos gritos si no aves heridas?
No amar lo caduco, lo seco, lo blando.
¡Los poetas amamos a la sangre!
A la sangre encerrada en la botella del cuerpo,
no a la sangre derramada por los campos,
ni a la sangre derramada por los celos,
por los jueces,
por los guerreros;
amamos a la sangre derramada en el cuerpo,
a la sangre feliz que ríe por las venas,
a la sangre que baila cuando damos un beso.
Cantamos al amor.
A lo fresco.
A lo puro.
¡Estamos hartos de cuentos!
¡Y que aprendan los ñoños que el viento es el viento!
Y que cuando se ama, se ama,
y que sólo es pecado el mal comportamiento.

(Gloria Fuertes)


Con lo fácil que es mirar alrededor y disfrtutar sintiéndose parte de ello, sin tener que buscar la belleza por caminos llenos de dificultades para al final no encontrarla por no darnos cuenta que siempre estuvo allí, al lado nuestro, sencilla y sin esconderse, acompañando cada paso, cada minuto, cada momento.

El viento es viento dice Gloria y asi es, solo viento, con toda su fuerza, con toda su fortaleza para correr libremente y mover los cabellos dorados de la tierra preñada de grano. Y Gloria, querida y añorada Gloria, hay otro pecado más, el de la falta de amor, la desgracia de no encontrar la capacidad de amar, de sentir, de vivir. Ese es el gran pecado...y la gran condena.

lunes, 29 de junio de 2009

LA MARIPOSA AZUL

...CUANDO ENTRASTE CON LA LLAVE QUE CONSERVAS.

Tú y yo, los dos, bajo la luz del día,
bajo la luz que dura en lo inocente,
¡Oh, sí, los dos, bajo la luz riente
queremos ser! Queremos... Yo querría.


Contra la sombra o la melancolía,
contra las injusticias del presente,
quién te tuviera siempre, siempre... ¡Tente
amor pequeño, campo de alegría!


Y aquí los dos mirándonos. sin vernos.
Aquí los dos hablando. Sin oírnos.
Buscándonos a tientas. Sin tenernos.


Y el tiempo ya empujándonos a un irnos
inacabable. No podemos sernos
jamás. Entrando siempre en el morirnos.


(Carlos Bousono)



Anoche de nuevo me visitaste en sueños. Entraste con la llave que siempre has tenido y me sorprendiste pensando en ti. Cogiste mi mano y volamos, como siempre, a otros lugares, desconocidos a veces pero en los que me encuentro tranquilo por muy oscuros que sean, sabiendo que nuestra presencia es suficiente para que colores victoriosos hagan que se retire avergonzada la oscuridad.


Anoche volé contigo hasta nuestros lugares secretos, aquellos donde el aire huele a ti y donde a menudo, cuando vienes, acudimos en esos encuentros clandestinos a los que desde hace años somos tan habituales.


Cuando abrí los ojos guardaba en mi mano el pétalo de una rosa azul, recuerdo del hechizo nocturno a tu lado. Misterios de un tiempo vivido mientras dormía cuando entraste con la llave que conservas.


viernes, 26 de junio de 2009

...COMO TU PRESENCIA SE ABRE PASO ENTRE EL TIEMPO



A menudo en el monte, bajo algún viejo roble,
viendo el sol que se pone tristemente me siento;
dejo que todo el llano mis miradas abarquen,
el cambiante paisaje que se extiende a mis pies.

Aquí el río con olas espumosas murmura,
serpentea y se pierde en oscuros confines;
allí inmóvil el lago es un agua dormida,
con la estrella de Venus adornando su azul.

En la cima, que bosques muy sombríos coronan,
el crepúsculo pone su fulgor postrimero;
y el brumoso carruaje que conduce las sombras
emblanquece, elevándose todo el amplio horizonte.

De la gótica flecha surge entonces un son
religioso que invade todo el aire; el viajero
se detiene y escucha la campana que mezcla
a los últimos ruidos de aquel día su canto.

Pero halagos así no conmueven mi alma,
que parece insensible, incapaz de emoción;
y contemplo la tierra como un vago fantasma:
no calienta a los muertos este sol de los vivos.

De colina en colina pongo en vano mis ojos,
desde el norte hasta el sur, de la aurora al poniente,
y me digo: «No existe ni un lugar en el mundo
donde pueda pensar que me espera la dicha».

¿Qué me importan los valles, los palacios, las chozas?
Sus encantos son vanos, para mí nada cuentan.
Ríos, montes y bosques, soledades amadas,
sólo un ser está ausente y todo es un desierto.

Miraré indiferente los caminos del sol,
qué más da si en su inicio o en su parte final;
si se pone o si nace entre nubes o azul,
¿a mí el sol qué me importa? Nada espero del día.

Si pudiera seguirle en su larga carrera
por doquier yo vería el vacío y el páramo.
Nada quiero de todo lo que el sol ilumina,
nada quiero tener del inmenso universo.

Mas tal vez más allá de su curva celeste,
donde el sol verdadero otros cielos alumbra,
si pudiera dejar mis despojos aquí
lo que tanto he soñado se mostrara a mis ojos.

Allí me embriagaría en la fuente deseada
y volviera a encontrar esperanza y amor,
ese bien ideal al que aspiran las almas
y que no tienen nombre aquí abajo en la tierra.

¡Si pudiera en el carro de la Aurora elevarme
vago fin de mis ansias, en el cielo hasta ti!
¿Por qué aún sigo atado a esta tierra de exilio?
Entre la tierra y yo nada existe en común.

Cuando la hoja del bosque cae sobre los prados,
cuando el viento nocturno la arrebata a los valles,
yo quisiera también ser esa hoja caída:
¡Arrastradme como ella, aquilones, borrascas

(Alphonse de Lamartine)


Sentado en el atardecer del verde campo, bajo la protectora sombra de un árbol, descubro entre la hojarasca y las ramas muertas como la vida se abre paso entre las sombras de la dura sequedad de las ramillas caidas, recordando como tu presencia se abre paso entre el tiempo, descubriéndome que no murió nada de lo nuestro mientras en la rojiza puesta tu silueta se asome a saludarme mientras absorto veo la caida del día mientras algun punto de luz brillante anuncia la pronta llegada de la noche.

miércoles, 24 de junio de 2009

EL CALORCITO DE LA MANO AMADA SOBRE EL HOMBRO, PRESIONANDO LEVEMENTE...



Momentos felices
Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
--el pitillo en los labios, el alma disponible--
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro --sé que todo es fiado--,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
"Estaba justamente pensando en ir a verte."
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

(Gabriel Celaya)


El calorcito de la mano amada sobre el hombro al pasar por detrás mía, presionando levemente mientras levanto la botella para servir un vino al amigo de visita.

La mirada cómplice desde el umbral de la puerta, morritos sonrientes a escondidas de la conversación con el tercero, mientras una mancha de salsa resalta el blanco impoluto de la camiseta con olores amados adheridos a ella.

Celebras con el amigo su presencia mientras atento esperas los pequeños gestos de la persona amada, ajeno el visitante a la catarata de signos y símbolos que transcurren detrás de él, ignorante del cruce de miradas que atraviesan el espacio estrecho de la pequeña habitación.

Imposible concentrarte en los problemas, ¿son problemas? que intenta transmitirte el contertulio. Le oigo pero no lo escucho, mientras sin oirla acudo con la mirada a la llamada desde el sillón en que reposa y simula atención quien me guiña los ojos con picardía y complice sentimiento cuando el otro no mira.

Estoy fuera, en el espacio con ella, cruzando nuestras manos mientras en la habitación permanece un cuerpo absurdamente sentado manteniendo una conversación sin sentido, sin pensarlo, más un monólogo del otro, mientras levanto el vaso brindando por ella, por el encuentro abierto y el cruce espiritual de nuestros cuerpos.

lunes, 22 de junio de 2009

...COMPAÑERAS FLUVIALES, PEREGRINAS CAMARADAS DE CAMINITOS VITALES.



Tu voz puebla de lirios
los barrancos soleados donde silban mis versos
de combate.
Tu voz siembra de estrellas y de azul
el cielo pequeñito de mi alma.
Tu voz cae en mi sangre
como una piedra blanca en un lago tranquilo.
En mi pecho amanecen pájaros y campanas
cuando muere el silencio para nacer tu voz.


Amo tu voz cuando cantas
y hay un temblor de nidos y de bosques en tu
garganta blanca.
Amo tu voz cuando cantas
y te estremece el ritmo de las fuentes que bajan de
la montaña.
Amo tu voz cuando cantas
y sacude tu voz la ternura fecunda
de las brisas que transportan el polen en las tardes
de primavera.
Amo tu voz cuando estás en silencio
porque el silencio es un sutil presagio de tu voz.


Y amo tu voz con un amor intenso como la muerte
cuando ella se deshoja en palabras confusas,
en palabras mojadas de tu aroma y tu sangre,
en menudas palabras que en la sombra me buscan
como niños perdidos,
en palabras quemantes como llamas azules,
en el tibio murmullo que no llega a palabra.
Amo tu voz intensamente en el corazón de la medianoche.
Cuando tu voz se abrasa en la selva incendiada de
nuestro amor.


(Miguel Otero Silva)

Cuando al amanecer, tu voz amplificada en el revuelo escenificado de los piares de los gorriones que comparten, ocupas desvergonzados, casa conmigo, me anuncia que terminó el sueño nocturno dando paso a la alegra mañana, te escucho y comprendo que aun sigo formando parte de ello.

Cuando el golpe del agua al caer penetra por mi ventana anunciando con tu voz que continua ininterrumpido el cauce de vida que se alarga en la distancia hasta el mar, anunciando que el camino continua y debo seguirlo, como la gota que cayendo de la nube se sumerge entre sus compañeras fluviales, peregrinas camaradas de caminitos vitales.

Cuando el silencio que me apresa sin quererlo en mi sueño nocturno deja paso a tu voz, presente en cada ruido, en cada sonido que me llega despertando los sentidos adormecidos por la inconsciencia del descanso obligado, me avisa de tu presencia y de la mía en ese hermoso concierto generado por el crecer de la hierba, los pasos saltarines del ave en el parque y la voz del vendedor de cupones en la esquina de la casa. Orquesta sin batuta descubierta, pero con una partitura bella, bellísima que se repite cada día. Solo es necesario abonarse a esos conciertos y sumarme con mis ruidos a la diaria sinfonía de la que forma parte tu voz, esa voz que, hechicera, me demuestra cada día que estoy vivo y despierto.

domingo, 21 de junio de 2009

...EN COMPLICIDAD CON EL QUE SABE ESPERAR EL MOMENTO TRASCENDENTAL EN EL QUE UNO SE FUNDE CON EL TODO...


Era más romántico quizá cuando
arañaba la piedra
y decía por ejemplo, cantando
desde la sombra a las sombras,
asombrado de mi propio silencio,
por ejemplo: "hay
que arar el invierno
y hay surcos, y hombres en la nieve"
Hoy las arañas me hacen cálidas señas desde
las esquinas de mi cuarto, y la luz titubea,
y empiezo a dudar que sea cierta
la inmensa tragedia
de la literatura.


(Leopoldo Maria Panero)

Siempre me he preguntado porqué la mayoría de los poetas son tan tristes; porqué cuando ven la oscuridad de la noche invandiendo el espacio solo ven eso, la oscuridad y no ven ese negro como el lienzo en el que la vida traza los surcos brillantes que caracterizan y diferencian lo gris de lo vivo.

Entiendo que el poeta hoy invitado a nuestro blog empiece a dudar de la inmensa tragedia de la literatura, pues debería contemplar la inmensa grandeza de la vida retratada en cada punto de luz que resalta la negra noche. Incluso la noche oscura es hermosa y necesaria cuando difuminada deja paso al victorioso amanecer que invadiendo con colores anaranjados rompe la monótona espera del triste poeta ante el folio en blanco de la incomprensión de la belleza en la que se encuentra sumergido.

En un momento dado no solo las arañas hacen cálidas señas, sino hasta las verdeoscuras nubes de la noche ayudan a la luna a guiñarnos un ojo en complicidad con el que sabe esperar el momento trascendental en el que uno se funde con el todo pasando a ser un elemento más de los miles que, aun en la oscuridad, conforman la dulce y bella faz del movimiento vital.

viernes, 19 de junio de 2009

QUIZÁS BAJO LOS ADOQUINES NO ESTÉ LA PLAYA PERO SI LA MADERA DEL PISO DEL ESCENARIO



Abro a la mañana de un blanco lunes
la ventana, y la calle indiferente
roba entre su luz y sus rumores
mi presencia infrecuente entre las hojas.
Este moverme... en días totalmente
fuera del tiempo que parecía consagrado
a mí, sin regresos ni paradas,
espacio lleno todo de mi estado,
casi prolongación de la existencia
mía, de mi calor, del cuerpo mío...
y se ha truncado... Estoy en otro tiempo,
un tiempo que dispone sus mañanas
en esta calle que yo miro, ignoto,
en esta gente fruto de otra historia

(Pier Paolo Passolini)

Y si alguien desde fuera se fijara en nuestro mundo , ¿no vería un pequeño escenario en el que todas las piezas encajan y son necesarias? Mi mundo sería tu mundo, mi hora sería tu hora, y los mismos colores de la aurora y el ocaso se fundirían en uno, con matices a lo largo de la escena. Y seríamos todos precisos, sin poder faltar ninguno, pues todos seriamos parte de la trama, ¿pensada por alguien? ¿ideada por alguien? Conozco a uno que dice que la casualidad es cuando Dios no quiere firmar sus acciones, prefiere el anonimato, pero de ser un Dios, que capacidad de adecuar el guión a cada uno para que tardemos en comprender que tu vida y la mía, y el paso de aquel perro junto al piar del pollo de golondrina en el nido están ya programados para que todos juntos conformen lo que pensamos mundo.

Quizás bajo los adoquines no esté la playa pero si la madera del piso del escenario en el que nos toca interpretar diferentes papeles no elegidos, ¿o si?, hasta que no se sabe muy bien quien, poniendose en pie aplaude dando final al papel de cada uno, ¿o somos nosotros mismos los que tenemos la capacidad sin saberlo de aplaudirnos o abuchearnos por nuestra propia actuación?

No se, pero el pensar que ese alguien que mirara desde fuera nos vería a ti y a mi al mismo tiempo en la misma escena, me acerca aun más a tu presencia, levantándome y aplaudiendo al fenomenal guionista que escribió nuestros papeles, ¿o fuimos nosotros?

jueves, 18 de junio de 2009

...NUESTRA PARTICIPACIÓN EN LA OBRA TEATRAL DEL MUNDO; SIGLOS EN CARTELERA Y CONTINUA LLENO EL PATIO DE BUTACAS CADA TARDE.



Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo;
yo no sé lo que busco; pero es algo
que perdí no sé cuando y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo.
Felicidad, no he de volver a hallarte
en la tierra, en el aire, ni en el cielo,
y aun cuando sé que existes
y no eres vano sueño!

(Rosalía de Castro)

No recuerdo haber perdido ni un solo momento de la explosión que produce en mis sentidos la visión colorida de la vida y que absorbe cada gris que aparece en horizontes tranformándolos en gritos de vivos colores que me recuerdan cada uno que la felicidad estriba en cada brizna de hierba o en el olor del campo en primavera, o en otoño, cuando el olor a lluvia acompaña al rojizo atardecer de bellas hojas, o en invierno, cuando bajo la nieve, oculta y protegida la semilla prepara el vestuario con el que presentarse en poco tiempo en sociedad.

Sé, porque lo noto que la felicidad nunca abandona al ser, siendo el ser el que en ocasiones ignora la felicidad que acompaña cada milésima de segundo de nuestra participación en la obra teatral del mundo; siglos en cartelera y continua lleno el patio de butacas cada tarde.

Se que existes, te vivo y te sueño, con el ansia del enfermo, contagiado de tus gasas de colores con los que vistes nuestros días.

martes, 16 de junio de 2009

...en el fondo de los años, en la sima de los días...



¿Por qué amo tu locura,
tu desparpajo, tu falta
de reloj y tus atajos
cuando estoy prácticamente a punto
de caer de cabeza en el abismo?

O sea en ti. Pero no sólo
eso: hay mucho más de ti que quiero
y no revelo. Esa lámpara
que enciendes en el fondo.

(eduardo milan)



Precisamente porque eres el punto de locura que siempre empujó mis actos más irresponsablemente responsables. Mis protestas más sonadas y mis luchas más perdidas. Quizás porque sabía que allí, en el fondo de los años, en la sima de los días pasados, aguardabas tu con la tea encendida guiando mi regreso a esa enmohecida verja del parque.

lunes, 15 de junio de 2009

HOY UNA VOZ AMIGA ME TRAJO SERENIDAD. ETERNAMENTE GRACIAS.



Hoy, después de años de incertidumbre, de no saber queriendo saber, alguien, una buena voz amiga me trajo noticias, dejando que la serenidad de saber que está bién, que se encuentra bién y que guarda un buen recuerdo, me embargue y llene de tranquilidad el desasosiego de estos años en los que el no saber me traía nubes negras hasta el horizonte de mis sueños, aun sabiendo que algo dentro de mi me hubiera avisado si lo gris hubiera ocupado el sentimiento.

Hoy puedo estar, como la canción que escuchábamos en aquel entonces, sereno, sumergirme en sueños en el mar sin cogerme a nada que pensar, mientras tengo la seguridad que en lo alto siempre tu estás, y que al alba esperaras.

Te agradezco voz amiga, aquella que siempre desde que nos conocimos ha estado al quite dando amistad si pedir nada a cambio, que hayas hecho posible que la serenidad y los recuerdos agradables volvieran acumulados recuperando años de silencios, de incognitas, de porqués. Te lo agradezco tanto que deseo que algún día tu también alcances esa serenidad que hoy yo tengo, sabiendo que mi mano siempre estará allí tendida para cuando la necesites tu también.

Gracias por el té que fuiste a buscar, quizás el mejor té de mi vida. Eternamente gracias, voz amiga.