ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

miércoles, 27 de noviembre de 2013

A IKER, DEMASIADO JOVEN PARA EL VIAJE QUE HA EMPRENDIDO




Hoy de nuevo en la Taberna del Mono Rojo, solo y pensando en alguien que se ha ido, en alguien que demasiado pronto se ha marchado al otro lado en busca de nuevos horizontes, de nuevos arco iris, de nuevos sueños, quizás agotados los de aquí, pero muy joven, demasiado.

Pienso si alguna vez nos hubieramos podido sentar ante una jarra de cerveza como la que tengo ahora en la mano, ¿que te hubiera dicho? ¿de que te hubiera hablado para convencerte de que nunca se ha visto todo, que ni en un millón de años podríamos descubrir todos los misterios preciosos que nos rodean?, quizás hubiera podido hacer que esperaras un poco más, que te dieras, que nos dieras, esa oportunidad que ahora ya no podrás darnos, de disfrutar en este mundo más de tí, de tu risa, esa risa que en las fotografías se adivina sana, fuerte, poderosa.

¿Que motivos te han podido llevar a abrazar el negro velo de la marcha, del viaje sin retorno al otro plano, donde seguro estarán encantados de tener allí tu alegría, tu risa, de tener, como dicen tus amigos en tu facebook, al más, al mejor?

Cuanto cariño te llevas de tus amigos, de tu madre, de tus hermanos. Me ha impresionado el enfado de tu hermana, estaba muy enfadada contigo, pero aún así te decía que te quería. Con que cantidad de cariño, de amor de tus seres queridos te has marchado, y que cantidad de ese amor te has dejado aquí, en los corazones de quienes ahora mismo, esta noche, tumbados en sus camas, piensan en ti mientras unas lágrimas en tu honor mojan sus almohadas en una noche de insomnio en el que ni el cansancio les permite dormir y olvidar lo pasado por unas pocas horas.

No puedo dejar de pensar continuamente en tu madre, mi amiga desde que eramos unos críos, y el dolor que siente, el dolor y el amor por tí, y me duele, Iker, me duele mucho tu marcha, sin conocerte más que por sus palabras, por las palabras que hoy he leido de tus amigos, de tu hermana Nagore. Me duele como si fueras de mi familia, (que podrías haberlo sido si el destino no hubiera cambiado a los actores en el reparto de papeles), pero aún así, pese al destino, pese a todo, de algo si estoy seguro, en mi corazón, en mis sentimientos, eras uno de los míos, un pariente próximo al ser hijo de una mujer tan grande como tu madre, mi amiga del alma, mi confidente en muchos aspectos de nuestras vidas, y hoy, en la Taberna del Mono Rojo, ante esta jarra de cerveza, tragándome las lágrimas por tu repentino viaje, brindo por tí, para que desde donde te encuentres seas feliz, y cuides de los tuyos, de tu hermana, de tu hermano, de tu madre, y no olvides que mientras la mayoría de la gente se va igual que llegó, sin nada, tu te has ido con una maleta grande, muy grande, llena de amor, de cariño, y que te has dejado aquí mucho equipaje repleto de más amor y cariño, que seguramente irás recibiendo poco a poco en los sueños de tus seres queridos contigo.

Adios Iker, me hubiera gustado que tomáramos esa cerveza. Quizás podamos beberla cuando nos veamos algún día en esos campos de sueños nuevos que has ido a buscar. Quizás entonces, Iker. Mientras recibe un fuerte abrazo de éste que podría haber sido algo más que un triste cliente en esta taberna desde la que te escribo en una noche de dolor y pena. 

Salud, Iker, y hasta que sea que Dios quiera.





No llores si me amas - Carta de San Agustin a su madre

No llores si me amas...

¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si pudieras oir el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!

¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,
los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!

¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo,
la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Créeme; cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como ha roto las que a mí me encadenaban,
y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,
tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a ver a aquel que te amaba y que siempre te ama,
y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme, pero transfigurado,
extático y feliz, no ya esperando la muerte,
sino avanzando contigo,
que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida,
bebiendo con embriaguez a los pies de Dios
un néctar del cual nadie se saciará jamás.

Enjuga tu llanto y no llores si me amas...


Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
La muerte no es nada.
No he hecho nada más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo.
Tú sigues siendo tú.


Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue riendo de lo que nos hacia reír juntos.


Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos... tan solo a la vuelta del camino.


Lo ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su ternura acendrada.


Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.

Con todo mi cariño, con toda tu alegría


S Agustín.