ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

martes, 30 de junio de 2020

A NADIE TENGO QUE DAR RAZONES


Al olmo viejo, hendido por el rayo 

y en su mitad podrido, 

con las lluvias de abril y el sol de mayo 

algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina 

que lame el Duero! Un musgo amarillento 

le mancha la corteza blanquecina 

al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores 

que guardan el camino y la ribera, 

habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera 

va trepando por él, y en sus entrañas 

urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero, 

con su hacha el leñador, y el carpintero 

te convierta en melena de campana, 

lanza de carro o yugo de carreta; 

antes que rojo en el hogar, mañana, 

ardas en alguna mísera caseta, 

al borde de un camino; 

antes que te descuaje un torbellino 

y tronche el soplo de las sierras blancas; 

antes que el río hasta la mar te empuje 

por valles y barrancas, 

olmo, quiero anotar en mi cartera 

la gracia de tu rama verdecida. 

Mi corazón espera 

también, hacia la luz y hacia la vida, 

otro milagro de la primavera.


( De mi amigo Antonio Machado, 1912)





El árbol seguía ahí, plantado en sus ideas, fijo, estoico, firme en sus planteamientos. De vez en cuando algún ave se posaba en alguna de sus ramas superiores, e incluso alguna quiso anidar entre ellas sin conseguirlo por sus largas y puntiagudas espinas.

Orgulloso en el prado, levantando su frondosa copa y sin consideración a las otras plantas que arriesgaban a crecer cerca de él y a las que asfixiaba al dejarlas sin agua, absorbida por su soberbia de creerse el Árbol.

Casi todas las noches recibía la ilusionada visita del viento del norte, que acariciando sus hojas le susurraba palabras de amor que el árbol hacía como no oidas. Pero el viento no cejaba en sus anhelos, y a la misma hora aproximada, enamorado, le recitaba poesías de esas que solo conocen los vientos y que aprenden en tierras lejanas recorridas por ellos en su travesía viajera.

Un día, el viento del norte le dijo que, al menos, relajara las ramas y se dejara mecer por sus caricias mientras el fru fru de las hojas al rozarse le cantaban hermosas tarántelas creadas para él.

Que no, dijo ofendido el árbol, que no me hables de amor, ni acaricies mis ramas, que me olvides y no vengas más.

El viento del norte se retiró triste, muy triste, y no volvió a soplar por esa zona, donde hoy, un árbol viejo, casi seco por la falta de nubes que la falta de viento no arrastra, altivo, mira al horizonte entre hojas tiesas y amarillas pensando soy el que soy y a nadie tengo que dar razones de lo que hago y pienso.

Y ahí sigue, solo, roto y sediento. Hay quien dice que algunas noches, cuando el sueño le vence, se le escucha dormido, entre dientes, el sonido de una tarantela producida por el fru fru perdido de las hojas que ya nunca mece el viento. Es tarde.

martes, 9 de junio de 2020

EL CIGARRILLO

Hace calor. Entre las tablas de la persiana entran rayos de sol y se adivina la fuerza del astro contra la fachada de la casa.

Se me cierran los ojos mientras sujeto el cigarrillo con los dedos. Se me va a caer, en uno de los abandonos de la realidad por el medio sueño, se me va a caer.



Te veo. No se que me dices, no te entiendo, pero te vas acercando y me pregunto que haces aquí. Te dije que no quería volver a saber nada de ti, pero  como siempre, parece que haces lo que quieres sin importarte lo que esperen los demás, y yo no esperaba volver a verte.

Te acercas más y el olor de tu perfume habitual, inconfundible, me rodea y me atrapa en recuerdos que no quiero tener. Esto no está bien, tu no deberías estar aquí, te dije adiós para siempre, como si no existieras, pero existes, caprichosa, egoista, como siempre, y has venido. No se a qué, no se por qué.

Me tocas, me agarras la mano. No debes, no quiero aunque me dejo. Me enfado pero no retiro la mano, y tú olor, ahhhh, tu olor me abraza, me inmoviliza, mientras en el pecho un dolor inmenso...

Sabía que se caería el cigarrillo en cuanto me quedara traspuesto. Me ha quemado el pecho y duele, pero menos que tú, que has vuelto utilizando mi sueño cuando pensé que lo había superado.

En mi interior, el perfume, tu perfume, continúa mareando mi resistencia a no pensar en ti.

Vuelta a empezar, tendré que reforzar las defensas  no dejar ni una grieta por pequeña que sea, por ahí te cuelas y me derrumba la muralla.

Sigue haciendo calor.

viernes, 15 de noviembre de 2019

ATARDECER LLUVIOSO






Hace frío. El viento viene con la mochila hecha desde la sierra y golpea con su baja temperatura los rostros serios de la gente en la plaza, con los cuellos levantados, gorros de lana puestos y manos en los bolsillos.

Se agradece este gélido soplo que apoya a el alma a viajar por esos mundos de recuerdos entre neuronas que conforman el mapa mental de quien en este momento acerca sus manos a la boca en un inútil intento de búsqueda de calor.

Entre los grises que trae la tarde como comparsa cortesana, aparece su figura, alta,con tacones y su pluma azul marino, oscuro, mientras su sonora risa anuncia su llegada antes de entrar, como cultivado mayordomo, provocando la atención de las miradas de los presentes, si los hubiere, porque pese a que hay gente en los bancos, soy solo yo el que, con los ojos cerrados recibiendo el beso del viento en mis mejillas, provoco esta deseada aparición entre las brumas de mi recuerdo.

Y así, continúo sentado en la reciclada mesa del parque, sentado en el borde de un pensamiento con ella, hablando como hablábamos nosotros, con miradas, sintiendo, ya no se si el frío exterior o la profundidad de sus ojos, penetrando agudamente en mis pulmones causando dolor en el pecho.

Empieza de nuevo a llover, tanto fuera como dentro, de tal manera que la aparición de gotas de agua se mezclan interactuando y sin saber certeramente cuál es lluvia y cuál es lágrima. Mientras, el abrazo con mis dedos al paquete de tabaco dentro del bolsillo se convierte en el falso pero deseado apretón de su mano en mi mano.

Atardece, llueve, hace frío. Dentro de mi alma, también la noche es fría.

miércoles, 13 de junio de 2018

A TI, AMADA MUJER



Madrugada de miercoles neonato en la que tu olor a salvaje y fresca selva me acompaña incitando a mis palabras a acercarse y con sus sílabas acariciar la cascada de tu pelo enmarañado, golpeando, espontáneo como tu risa entre los labios, el profundo y sensual misterio de tus hombros desnudos. Pórtico glorioso, umbral prohibido, concha nacarada y sonrosada de las perlas divinas de tus senos.

La musa se me pierde entre tus poros, rezumantes de alegría desbordada, sonora como el agua en el salto al caer en el espacio asombrado de mis ojos. Selva, bosque, naturaleza viva que condena a un nuevo Ulises en los cantos de sirena de tus manos al formar la suprema melodía del encanto del Olimpo en tus caderas.

Tierra, tierra antigua y legendaria eres tu, amada mía, al calor de la caverna primigenia, de ungüentos, potingues de hierbas, hechizos y sanamientos, protectora mágica y temida, reina del clan incipiente de la vida, apacible, si, y apasionada del amor en una paz de quejidos y susurros, de besos, labios y manos en lenguaje universal sin diccionario.

La presente y necesaria totémica mujer que por mi cabeza avanza entre sueños y nubes siderales, cometas, astros, estrellas, elevando el sentimiento en locura desbordada.
Ansío, entre el insomnio y el tiempo, galopar en ese espacio infinito que presenta tu mirada y perderme entre los abismos de tu representación sagrada, de la Madre, Compañera, Arroyo del Agua Clara, verde pradera en el llano y helechos y robles fuertes, Generadora de Vida, porque de tu amor yo bebo, me alimento y sobrevivo, alterada la conciencia por tu esencia vitalista que me remueve hasta el alma y me eleva a firmamentos sacándome del vacío, sacándome de la nada.

martes, 25 de julio de 2017

DE NUEVO EN LA TABERNA



Es doloroso oler el salitre del mar y no verlo. Es doloroso escuchar el batir de las olas en la roca y no verlas. Es doloroso olerte, escucharte, hablarte en la mente y no verte salvo en los recuerdos empapados de sentimientos.

Ya no bailo contigo en la luna, permanezco sentado al pie de la bandera rígida que los yankees plantaron en ella cuando por vez primera una suela de bota mancilló ese espacio de enamorados y poetas, pensando en tí, escuchando tu peculiar y personal risa, sintiendo en mi interior el sonido de tus carcajadas y echándo de menos momentos y momentos de felicidad a tu lado.

He vuelto a la Taberna del Cipri, la del Mono Rojo, después de mucho tiempo en el que no necesitaba ni sus pintas de cerveza ni los tristes y melancólicos fados que escurriéndose por las paredes, entre sueños de otrora personas, impregnan el local más que el humo de los cigarrillos que, no se como, a pesar de prohibiciones, el Cipri permite fumar.

He vuelto a mi vieja mesa, donde entre manchas distingo marcas de otros amores allí llorados, y restriego con fuerza la colilla encendida de mi pitillo en un intento de borrar ese pasado, creí de enamorado, al darme cuenta de que amor es lo que siento ahora, sin saber calificar los ya olvidados.

Con la esquina del anillo empiezo a grabar tu nombre, ahora la L, ahora....ahora nada, acabo de recordar que no te gusta que se sepa de tí, y ese dolor del pecho que abrazo con fuerza cerrando los brazos en torno mío, sirva de guardian de mi silencio y mi secreto.

Otra jarra, Cipri!!!!! Esta va por ti, por lo que fuiste, por lo que eres.
Mientras, la L destaca por reciente entre la suciedad añeja de la mesa.
Viene o no viene esa jarra, Cipri?

domingo, 31 de julio de 2016

ANTES QUE VACIAR MI VIDA




Todavía quedan restos de humedad, 
sus olores llenan ya mi soledad, 
en la cama su silueta 
se dibuja cual promesa 
de llenar el breve espacio 
en que no está... 
Todavía yo no sé si volverá, 
nadie sabe, al día siguiente, lo que hará. 
rompe todos mis esquemas, 
no confiesa ni una pena, 
no me pide nada a cambio 
de lo que dá. 
Suele ser violenta y tierna, 
no habla de uniones eternas, 
mas se entrega cual si hubiera 
sólo un día para amar. 
No comparte una reunión, 
mas le gusta la canción 
que comprometa su pensar. 
todavía no pregunté «¿te quedarás?». 
temo mucho a la respuesta de un «jamás». 
la prefiero compartida 
antes que vaciar mi vida, 
no es perfecta 
mas se acerca a lo que yo 
simplemente soñé...

(El breve espacio en que no estas. Pablo Milanés)






Llegó cuando más la necesitaba, cuando después de esperarla más de medio siglo, de buscarla donde quiera que fuera, donde fuera que estuviese, apareció, como un sueño, cuando explorador agotado por años de tratar de encontrarla ya desesperaba de hacerlo. Ahí la vi, mi angel, el destino de mi vida, el motor para reanudar mi marcha estancada, y estaba frente a mi, sonriente, hermosa. La encontré.

Ingrato y tonto caminante sediento que dejé que el agua salvadora escapara de mis manos cuando ya la tenía, cuando la necesidad de beberla era más urgente, cuando la vida ya había perdido sentido y dependía de ese preciado y fresco líquido para sobrevivir.


La flor más bella del mundo, la más radiante, la que me entregaba toda su fragancia, sus colores que transformaban el día en un carrusell de felicidad, en un torbellino en el que me perdía, alegre y contento por su presencia. Y no la cuidé, no la traté como ella merecía, no como amante agradecido, no; egoista en mi persona no correspondí a su preocupación por mi, a sus atenciones, a su manera divertida de quererme, a su entrega. Y la flor más bella del mundo se fue secando, marchitando mientras mi abultado ego, ciego, ignoraba sus lamentos, sus toques de atención, sus alarmas.


Y ahora, cuando "todavía no se si volverá"  y se que "la prefiero compartida antes que vaciar mi vida", que por ella muero, ella, generosa, me tiende su mano y la escucho, seamos amigos, seamos buenos amigos.


La encontré tras muchos años de buscarla, pero oscuro y ciego no supe evitar que su risa se apagara, que su alegría contagiosa se transformara en lo contrario. Ahora intento ser su amigo, estar a su altura, hacer lo que no hice cuando tenía el agua entre mis manos, hacerla reir, quizás hacerla soñar un día con mis sueños, de lo contrario, dejarla volar, dejarla soñar por libre, animándola a ello, comprensivo y atento como buen amigo, olvidando, por lo menos no hablando, de lo que tuve y perdí. Ser para ella una mano extendida, un hombro si lo necesita, un amigo fiel, leal, porque para mi, ella siempre será lo que busqué durante años y por fin encontré y deje perder. Ella me dió todo, yo no di nada. Pero está dentro de mi y la quiero. Dios como la quiero.

lunes, 25 de julio de 2016

SUCINTAMENTE, ASI ES ELLA




Clara y directa, como el cristalino agua que por el regato transcurre bañando las rocas y guijarros, sorteándolos, sumergiéndolos a veces mientras las pintonas truchas, expectantes, hambrientas, se mecen entre  los surcos sinuosos de la constante corriente esperando la anhelada larva o el despistado insecto que inconsciente se posa sobre el alga que flota a la deriva.

Brillante, como la noche despejada sembrada de estrellas que desde lo alto vela nuestro reposo mientras una atenuada luz celeste dibuja nuestras formas bajo las sábanas, alentando los sueños que al día siguiente daremos vida con la esperanza de verlos cumplidos.

Preciosa, como ese firmamento limpio de nubes, radiante su azul iluminado por un sol que alegre abrazó a su bella luna, despidiéndose de ella hasta que el impresionista atardecer les reúna de nuevo en ese poderoso encuentro entre los dos eternos amantes, justo cuando los colores se vuelven tan vivos como los de los ojos de ella realzando su hermoso rostro mientras una risa brota de su adorada garganta, resonando como el trino del saltarín verderón, feliz ante el espectacular momento de ese encarnado ocaso del astro rey deseando buenas noches a su reina.

Culta, inteligente y atractiva, como Hipatia de Alejandría. Desafiante, como el malecón del puerto en el que se posan las blanquigrises gaviotas frente a las bravías olas que intentan repetidamente romperlo sin conseguirlo, o como el estremecedor aullido del astuto lobo mientras intenta romper el silencio del valle entre montañas, amplificado por el eco y logrando solo atemorizar a la aterrida moza que se tapa la cara con la manta lanosa que la arropa.

Asi es mi amor, mi preciada Edelweiss, firme sobre la cima e inalcanzable para la mayoría. Así es ella, mi Diosa, mi Religión, mi Vida, Sucintamente, asi es ella.