ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

sábado, 28 de febrero de 2015

LA PALABRA, SIEMPRE LA PALABRA.....¿Y TU?



Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

(Blas de Otero)




Cerré los ojos, me dormí tranquilo, confiado, pensando en que quizás en mis sueños tendría la suerte de encontrarla como era, después de muchos años juntos, joven e ilusionada, con su mano estrechándome la mía y la mirada fija en el futuro.


Cerré los ojos con la paz del que ciegamente se entrega, con la serenidad del que sabe en lo alto siempre estaría ella, presta a lanzar un cabo al que agarrarse y sabiendo que con su vigilia centinela nunca me hundiría.

Cerré los ojos y al abrirlos todo había desaparecido. El oleaje golpeaba con fuerza el malecón de mis sentimientos, produciendo lágrimas que se perdían entre las lágrimas que el mar de la soledad soltaba furioso contra mi. No había mano, ni centinela, ni cabo. El mismo peso de mi existencia me hundía, me hunde, y tan solo las ramas que brotaron de tanto amor mantienen a flote una cabeza que lucha por tener lo único que la queda, la palabra, las bellas palabras con las que puedo recordar momentos ya olvidados por mi antiguo sostén pero que se mantienen vivos construyendo una esperanza que sé falsa, que no se mantiene pese a las maderas que la sostienen como bateas ancladas en un tiempo humillado y vencido, quizás trabajado a base de días de tranquila rutina que no resultaron como mi ciega confianza creía.

Si como dice el poeta, si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua, tengo seguro que nunca perdí la voz en la maleza, que siempre mantuve la palabra como cimiento de mi bamboleante existencia, y esa es la única certeza de hoy, saber que me queda la palabra, preciada llave para abrir caminos nuevos, prometedores y atrayentes. La única pena es que es llave y no machete para salir de la espesura oscura de esa selva abandonada en la que me encontré al abrir los ojos que cerré tranquilo, confiado.

Ahora ya solo me queda la palabra, y una pequeña, diminuta esperanza en el horizonte, quizás eso que al final parece dislumbrarse sea la senda nueva que permita cerrar de nuevo los ojos, pero, ¿será suficiente la palabra? es lo único que me quedó, que poseo, que vence las ganas de abrazarse a la oscuridad y permanecer en ella hasta que llegue la eterna Parca y enlace mi mano entre las suyas. La palabra, siempre la palabra, ¿y tu?