Si tengo que morir
Querré que estés allí
Sé que tanto amor
Me ayudará a descender
Al más allá
Entonces diré Adios
Sin miedo y sin dolor
En la soledad
Reviviré los años de felicidad
Para cruzar el umbral
No deseo nada más
Acariciado por tu voz
Morir al lado de mi amor
Me dormiré mirándote
El tiempo que pasó
Jamás nos separó
El nos unirá
En un rincón profundo de la eternidad
A la hora del final
Solo quiero tu mirar
con tu perfume alrededor
Morir al lado de mi amor
Me dormiré mirándote
Para cruzar el umbral
No deseo nada más
Acariciado por tu voz
Morir al lado de mi amor
Y dormiré mirándote
(Demis Roussos)
¿Que añadir más a la poesía que narra los deseos para los últimos momentos de quien nunca vió ni en la distancia ni en el tiempo una barrera de separación entre los dos? ¿Algo mejor que despedirse como comenzó todo? ¿Algo más maravilloso que completar el círculo íntimo haciendo un huequito en la eternidad para encontrarnos? La poesía lo dice, no deseo nada más que la caricia de tu voz, y entonces, con todos los momentos felices agolpándose decir adios, despedirme y serenamente dormirme, tranquilo, sin miedo, sin dolor. ¿Que mejor apoyo cuando llegue el momento?, No desearé nada más, seguro.
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