ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

viernes, 7 de junio de 2013

LA CARTA






Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.

Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento.

Allá va mi carta cálida,
paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas
y la dirección en medio.

Ave que sólo persigue,
para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento.

Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos,
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.


(Miguel Hernández)





Y el viento del sur me trae palabras, pensamientos plasmados en las fibras de árboles triturados para formar el papel que ahora tengo entre mis manos, alegres manos en las que los dedos cobran vida propia siguiendo cada carácter, señalando cada punto, jugueteando con las tildes y siguiendo el contorno sinuoso de las letras torcidas hacia la izquierda que, retratando sus sentimientos, se me clavan como pequeños dardos en el alma enganchada en aquella tierra lejana en el tiempo pero que por eso del juego del aire entre montañas llega hasta mi buzón, al lado de mi puerta, llamando directamente al corazón, enfermo de amor por ella.

Nunca supo la cartera que no fue nada más que la racha final del viento que lanzó sobre la ventana susurros de amores tempranos, besos silenciosos con la firma de un " te quiero", el sentir maduro de su palabra.

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