ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

domingo, 14 de julio de 2013

...POR LAS NUEVAS ILUSIONES DE ENTERRAR LO PASADO COMO MUERTO.....





Yace pintado Amante,
De amores de la Luz muerta de amores,
Mariposa elegante
Que vistió rosas y voló con flores;
Y codicioso el fuego de sus galas
Ardió dos primaveras en sus alas.

El aliño del prado
Y la curiosidad de Primavera
Aquí se han acabado,
Y el Galán breve de la Cuarta Esfera
Que con dudoso y divertido vuelo
Las lumbres quiso amartelar del Cielo.

Clementes hospedaron
A duras Salamandras llamas vivas;
Su vida perdonaron,
Y fueron rigurosas, como esquivas,
Con el galán idólatra que quiso
Morir como Faetón, siendo Narciso.

No renacer hermosa,
Parto de la ceniza y de la muerte,
Como Fénix gloriosa
Que su linaje entre las llamas vierte,
Quien no sabe de amor y de terneza
Lo llamará desdicha, y es fineza.

Su tumba fue su Amada,
Hermosa sí, pero temprana y breve;
Ciega y enamorada,
Mucho al Amor y poco al Tiempo debe;
Y pues en sus amores se deshace,
Escríbase: Aquí goza, donde yace.


(Francisco de Quevedo)




Rocé la gloria del pasado con mis dedos después de vivir años en ella. Me quemé con el fuego de los sueños y pasé a cenizas mi vida entera. Y mezclado con el barro de la tierra, desplegué de nuevo etéreas alas que por fin me levantaron de la hoguera, apagada por las nuevas ilusiones de enterrar lo pasado como muerto y empezar a volar de nuevo en los colores que de siempre acompañaron mi camino.

Ni una mirada atrás de despedida, ni una lágrima pendiente retenida; ni una flor, ni una palabra, solo pasos, seguros pasos, convencidos de que nada nos ofrece en cada tramo lo enterrado, lo vivido, lo perdido; ni la chasca ya apagada, oscura y fría da calor ni tiene brasas escondidas entre el hollín que la afea, que la ahoga, y que entre el agua que la mata está vencida.

Ahora vuelo victorioso entre las nubes, sin pensar que me empuja, que me eleva, tan solo me dejo llevar por ese viento del sur que donde quiere, él, con su apasionada fuerza, me convierte, se me lleva. Y yo, mirándome en los reflejos de luz que la luna, amable crea, me veo feliz y alto,  allí donde los sueños no llegan y donde el que llega,  no sueña.

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