ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

martes, 25 de noviembre de 2008

...OBSERVA CON SUS GRANDES OJOS LAS MANOS ENTRELAZADAS...



He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.

(Fernando Pessoa)


Y asi pasa el tiempo, mientras en la silla nadie se sienta salvo cuando yo la veo en mis sueños, aun despierto. Pero no solamente en la silla mantenemos conversaciones en las que su espiritu, encarnamiento etereo en mi pensamiento, acompaña al rocío en la mañana después del duerme vela en la que su figura resalta entre las las flores que el otoño roba a la primavera y guarda para resaltar más los colores en sus doradas tardes, reflejo de su cabello al caer asomándose al bello tapizado de hojas muertas en el frío y duro suelo de noviembre.

Ella, la que conduce mis sentidos hacia nuevas experiencias, en las que la tierna capa del musgo abraza tiernamente al roble, mientras el buho, curioso, observa con sus grandes ojos las manos entrelazadas con las que intentamos detener la fuerza de los granos de arena atraidos por la gravedad al encuentro con sus hermanos, y entre todos deshaciendo el sueño eterno de mi vida.

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