ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

jueves, 24 de mayo de 2012

...TU SILUETA ENTRE LOS AMBARINOS CRISTALES DE...



Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
que puede ser un lirio, una violeta,
un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
y ruge cuando está sobre los mares
y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares
dioses que no se bajan a cegarla;
alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
con sólo un corazón que se partiera
para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
dice al invierno que demora: vuelve,
caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
en tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
a campo abierto, sin fijar distancia,
y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
de un suspiro, de un verso en que se ruega,
sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
y negando lo bueno el bien propicia
porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
palpar las almas, despreciar la huella,
y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
como los vientos vaga, corre y gira;
alma que sangra y sin cesar delira
por ser el buque en marcha de la estrella.


(Alfonsina Storni)




Vivo en ti, y por ti en mi en recuerdo el tiempo se detiene demostrando que el reloj y los sentimientos son antagonistas y no guardan relación, desapareciendo el primero cuando los segundos ocupan el corazón de una persona.

Vivo en ti en inmortal pacto entre los días contigo y los recuerdos vividos que me hacen no ver pasar el tiempo mientras, apoyado en la barra de la Taberna escuchando al Cipri hablar con algún otro cliente, miro constante hacia la puerta esperando ver un día aparecer tu silueta a través de los ambarinos cristales de la entrada del Mono Rojo para posteriormente observar como tu mano empuja las puertas para encontrarte junto a mi en el usado de pasado madero del mostrador en el que aún se distinguen marcas y números de algunas cuentas antiguas de consumiciones ya bebidas solo Dios sabe por quien y que el Cipri apuntó descuidado con una sucia tiza blanca para luego borrarla malamente con la mano, dejando la huella del paso de algún otro habitual, quizás también enamorado.

Vivo en ti, contigo entre la música de la vieja máquina de discos, (debe ser el último lugar donde queda una gramola de esas de discos de vinilo y que solo funciona con esas olvidadas monedas de duro que el Cipri presta a los clientes para seleccionar su disco), y acompañado de las viejas canciones y de mi jarra de cerveza observo en la madrugada tu cara, tu cuerpo a mi lado en una fotografía inquilina en mi cartera desde años. Y te hablo, y te cuento mi día, lo que hice antes de llegar a mi pequeño refugio del Mono Rojo, y nunca te cuento lo que haré mañana para poder contártelo a la noche, en nuestra cita diaria.

Vivo en tí hasta cuando guardo la fotografía en su lugar, después de darte las buenas noches con el beso acostumbrado y me retiro a la soledad de la cama, donde con un poco de suerte vendrás a visitarme en sueños y dormiré abrazado a tu recuerdo.

Vivo en ti en cada soplo de aire, en el frescor de la mañana al levantarme y en la vida colorista que me rodea, porque siempre, cada día, algo te me acerca; un olor, unos rasgos, unos ojos, un suave y largo pelo, alguna sonrisa o el cálido saludo de una flor rodeada de ciudad por todas partes, y me gusta, me conforta y me conformo. Asi es y así deberá ser, pero que suerte, vivo en ti y respiro escribiendo en esta vieja Taberna   donde, no desespero, quizás un día vea ...dibujarse tu silueta entre los ambarinos cristales de la entrada.

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