ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

martes, 3 de enero de 2012

...BENDITO RAYO QUE ME ABRAZA...



Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como el mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes,
Arrojado a quietud
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo
sin el amor, sin mí.

(Jorge Luis Borges)



La quietud del agua, mansa, sumisa bajo las caricias de la luna, aceptando los abrazos que los azulados rayos lanzaban reclamando complicidad nocturna que la espera diaria expresaba con los mimos y susurros de las crestas de las olas al romperse tímida y suavemente sobre las sombras provocadas por la intensidad de los ojos de las estrellas, celosos de aquellos otros que utuilizaba la luna para envolver a la amorosa arena de la playa.

Copia incompleta de nuestras noches, intensos momentos en los que cada uno en su sitio buscaba el lugar común del sueño en el que encontrarnos y abandonar cortando los nudos con que las cuerdas de los otros intentaban sujetar inútilmente sentimientos escondidos en la profundidad del alma de quien ama.

Hace tiempo ya que ni el amanecer ni la retirada del sol marcan los momentos de unión entre nosotros, pues solo ya en mi interior la luz es perenne por tu estrella, la que marca cada instante de mi existencia que sin tu persona, aún en la distancia, es nada. Bendita estrella compadecida que me rescata de la oscuridad sin ti y bendito rayo que me abraza recordándome que tu presencia, pese a todo, vive en mi.

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