Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la Tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
(Gustavo Adolfo Becquer)
Sé, como solo se saben las cosas del corazón, que si alguna vez, perdida entre los extraños pensamientos que el litio te permita, en algún paseo, ves la luna reflejada en el agua del estanque la unión de nuestras almas volverá por momentos a tu razón y, aunque nadie de los que te rodean lo entiendan, una sonrisa alumbrará tu cara mientras tus ojos brillarán como si el reflejo se bañara en tu mirada, y sabrás, en ese instante, que estoy pensando en tí.
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, con la complicidad de la bella Selene, a tu lado, en silencio, esperando, esperando, esperando...
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