ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

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Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

lunes, 1 de octubre de 2012

ENTREGA DEL "CARTERO FANTASMA DEL PASADO"



Y así esta carta se termina
sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré
siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca
y un beso que jamás
se apartó de la tuya.

(Fragmento del poema de Pablo Neruda, "La carta en el camino"



Hoy he recibido al cartero, no al cartero físico y clásico de Correos, ése llegó ya hace bastantes años hasta mi buzón trayéndome las cartas que esperaba con anhelo y que hoy, rebuscando entre papeles de mi despacho he encontrado. Por eso digo que hoy he recibido al cartero. Un cartero fantasma, como uno sacado de los Cuentos de Navidad de Dickens; el fantasma del pasado, un pasado que solo me trae recuerdos agradables, sentidos. Ojalá recibiera pronto la visita del fantasma del futuro, y ese futuro fuera como me gustaría que fuera, pero mientras se decide a venir o no, me conformo con el de hoy, el fantasma del pasado.

Y que pasado. He releído una y mil veces las cartas que ya en su día había leído y releído, con la misma ilusión con la que entonces abría el buzón cuando escuchaba el ruido del repartidor postal al echar mis cartas en el buzón de casa. Cartas de hace veintisiete años, de veintiséis, de quince, de..... cartas del pasado en fín, un pasado que siempre ha estado presente en mi, que nunca se quedó en los capítulos vencidos de la vida, que cada día estuvo ahí, fijo, adherido a mi mente, acompañándome.

Me he recreado con su firma, con las pequeñas diferencias al paso del tiempo, he soñado con sus despedidas, con sus "hasta la próxima carta", sus "siempre pensaré en tí", sus deseos/mis deseos/nuestros deseos. He disfrutado tocando el mismo papel que ella tocó en su momento, acariciando las mismas hojas en las que ella apoyó su mano, siguiendo la forma de las palabras con la punta de mis dedos como si al hacerlo acariciara sus dedos, su cara, su pelo... como antes.

Ha sido una bonita tarde. Siento que he estado con ella, junto a ella, a través de esas cartas venidas del pasado y solo espero que ahora, al cerrar los ojos, dominado por el sueño, éste me acerque de nuevo a ella, y juntos, en nuestra pared del instituto, apoyados en la verja que la recorría, nos riamos leyendo unidos esas cartas que hoy, un bendito cartero, fantasma del pasado, ha hecho que llegarán de nuevo a mis manos.

Por cierto, Marepi, también, entre las de mi dama, había una tuya.

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