ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

lunes, 27 de febrero de 2012

TAC, TAC, DE PRISA, DE PRISA, AÚN QUEDA TIEMPO....



Avanzó por el estrecho y poco alumbrado pasillo, largo, estirado y largo como el irónico paso entre la vida y la muerte; la poca luz amarillenta de las bombillas situadas cada ciertos metros ayudaba a crear un ambiente entre cutre y fantasmagórico, pero eso a él no le importaba, me contaba mientras apuraba su jarra de cerveza entre sudores producidos por recuerdos antiguos, él continuaba andando por el pasillo a paso rápido, todo lo rápido que su cojera le permitía, mientras en su mano derecha estrujaba un papel, un folio lacrado.

Los pasos se sucedían uno tras otro, rápidos, tac. tac. el sonido de su zapato corrector que igualaba la longitud de sus piernas, tac, tac mientras la prisa le obligaba y el latido de la sien izquierda le marcaba el ritmo y todo él era un manojo de nervios mirando lo que quedaba por recorrer de pasillo, del largo, amarillento y húmedo pasillo. Otra bombilla dejada atrás, ya queda menos, pensaba mientras la velocidad aumentaba al mismo tiempo que el ritmo de su corazón se aceleraba, toc, toc, y ya casi corría, no andaba, ¡¡¡¡¡¡ahhhh, si hubiera podido correr, pese a su incapacidad!!!!!, tac, tac, de prisa, de prisa, aún queda tiempo, tengo que llegar y entregar el papel, pero el pasillo, ¡¡¡¡¡¡¡MALDITO PASILLO!!!!!!!es largo, muy largo, me ahogo.....no puedo parar, vamos, un último esfuerzo....tac.tac...las piernas duelen por el esfuerzo, vamos, vamos, VAMOOOOOOOOOS, tac, tac

De golpe, una mirada hacia el techo, -no, no, por Dios, ahora no, estoy muy cerca- y la luz que tintinea, las bombillas parecen que se apagan, es un momento y vuelven a encenderse, de nuevo se apagan una milésima de segundo y definitivamente quedan encendidas, todas menos una que queda intermitente, ahora sombra en su parte de pasillo, ahora luz.

Con rabia tiró el papel al suelo, lo pisoteó y volvió sobre sus pasos, tac, tac despacio, sin prisas, deshecho, roto.

Aquí, el Americano dejó de hablar, y pese al señuelo de nuevas jarras se levantó y sin decir nada salió por la puerta de la Taberna y ya nunca volvió, y eso es lo que le conté a su pareja después de esos dos o tres meses en los que dejó de ir a la Taberna, cuando Cipri me llamó para presentarme a Conchi, la pareja del Americano.

Conchi nos dijo que el Americano, como nosotros le llamábamos, había muerto hacía dos meses de remordimientos, dijo, de remordimiemtos que nunca superó, y que en un último encargo estaba allí para dejarnos leer unos recortes de prensa o traducirnos si no sabíamos inglés.

No les voy a poner aquí los textos íntegros del periódico que desde el más allá nos enviaba el Americano utilizando a su mujer, pero más o menos venía a decir que un hombre habia sido ejecutado en la silla eléctrica en la madrugada de un día frío de Nueva Jersey pese haber sido indultado ya que el indulto nunca llegó a tiempo al estar cortadas la lineas de teléfono por un extraño fenómeno producido por una tormenta solar y haberlo tenido que llevar en mano.

Cuando levanté la vista del periódico, la mujer ya no estaba en la Taberna y el Cipri miraba hacia la puerta con su eterno trapo entre las manos restregando nervioso el borde de una jarra de cristal.

No hay comentarios: