ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

miércoles, 11 de julio de 2012

¡¡¡¡¡¡¡ PUEDO VOLAR !!!!!!!!





"-Ayúdame -dijo apenas, hablando como los que van a morir
-.Más que nada en el mundo, quiero volar...
-Ven entonces -dijo Juan-. Subamos, dejemos atras la tierra y empecemos.
-No me entiendes. Mi ala. No puedo mover mi ala.
-Esteban Gaviota, tienes la libertad de ser tú mismo, tu verdadero ser, aquí y ahora, y no hay nada que te lo pueda impedir. Es la Ley de la Gran Gaviota, la Ley que Es.
-¿Estás diciendo que puedo volar?
-Digo que eres libre.
Y sin más, Esteban Lorenzo Gaviota extendió sus alas, sin el menor esfuerzo, y se alzó hacia la oscura noche. Su grito, al tope de sus fuerzas y desde doscientos metros de altura, sacó a la Bandada de su sueño:
-¡Puedo volar! ¡Escuchen! ¡PUEDO VOLAR!"

(de Juan Salvador Gaviota)




Desde hacía mucho tiempo me fijaba en una extraña pareja que acudía a diario al Mono Rojo. Él, un tipo algo raro, solitario, y su pareja un ave preciosa, exótica diría yo, venida de Dios sabe que pais. Bella, vestida con una variedad increíble de colores, y siempre encima de él, sobre su hombro, comiendo lo que él le daba de los aperitivos que ponía el Cipri con sus copas; casi siempre frutos secos.

Se veía al ave contenta, mirando hacia todos los lados, cantando a veces melodías imitadas oidas en la Taberna, hasta que un día dejó de hacerlo. Ya no aceptaba la comida que se le daba, ni silbaba las canciones que solía, ni tan siquiera posaba sus ojos más allá del hombro del dueño.

Así la i ir marchitándose un tiempo, hasta que un día entro el tipo llevando d ela mano una jaula y dentro de ella a la antes maravillosa ave y ahora desplumada por partes, con la mirada perdida, cerrados los ojos la mayor parte dle tiempo, apoyada sobre una sola pata y temblorosa. -Es por su bien, dijo el individuo ante las preguntas de los habituales al Mono Rojo, -es por su bien. Ya no come, ni casi anda, no puedo darle su medicina, y así, encerrada en esta bonita jaula me cuesta menos controlarla, cogerla y obligarla a comer, a tomarse las medicinas. Es por su bien, ¿no lo entienden? - repitió el tipo.

Hoy nos hemos enterado que esa belleza alada murió en esa jaula, triste, cerrados lo sojos para no ver los barrotes que le cercenaban sus anhelos de libertad, y cuando he salido de la Taberna, al mirar hacia la copa de los árboles he visto a otro ave colorida, igual que la otra, recorriendo una rama, primero un pie, luego el otro, y moviendo la cabeza como solo las aves saben moverla, con ese movimiento convulso y nervioso, al tiempo que agudos silbidos salían de su pico, y comprendí: era la pareja de la que murió encerrada, y supe en ese momento que murió de pena; quería ser libre y volar junto a su pareja, algo que nunca entendió el que se creyó su dueño y que pensando que hacía lo mejor la metió en una jaula impidiendo su vuelo libre de amor, la mató sin saberlo.

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