ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.

ACERCATE Y SIENTATE UN RATO, ESTÁS EN LA TABERNA DEL MONO ROJO, AQUÍ TODA ILUSION ES POSIBLE.
Casi sin pensarlo nos fuimos sentando, uno tras otro, en torno a la chasca que encendió el Cipri, y asi pasamos la noche, escuchando las historias que alguien, no se quien, cualquiera que fuese, narraba despacito, creando un entorno de magia y misterio del que no queríamos salir.

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO

QUE LA POESIA NOS SALVE DEL MUNDO
LO IMPOSIBLE SOLO EXISTE EN TU VIDA

miércoles, 24 de octubre de 2012

SIEMPRE SERA ELLA




Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

(Federico García Lorca)




Porque cuando la miro el tiempo se detiene durante un instante y me traslada a entonces, y la veo bella, linda ella en su cara de inocencia. Guapa es poco cuando recuerdo su amor y su entrega, sus palabras, su risa, su timidez que vencía a base de valor.

Y es que me quería, y la quería. Solo la insensatez de la adolescencia pudo apartarme de ella, dejar que con el aire del sur se marchara, casi obligada por la tontería de un joven que descubrió un mundo nuevo fuera de las tapias del internado, de las calles de un pueblo al que le estoy agradecido al ser la cuna de esa persona que tanto me quiso y que no olvido, que permanece en mi interior resistiendo el paso de los años.

Bella y linda como ella sola, esperanza en su mirada, y en la mía, esperanza que aún hoy permanece en mi, sin fisuras, con deseos de hablar, de coger esa mano a la que tantas veces me agarré con la fuerza de la juventud buscando el refugio contra la soledad del colegio. Ella era en esos momentos todo, el impulso necesario para salir los fines de semana, para escaparme del castigo sin salida, del pasearme por las calles del pueblo pese a las miradas críticas hacia ella, que ignoraba y afrontaba con esa valentía que ella sacaba de no se donde; bueno, si, del amor que sentía, de lo que me quería.

No estuve a la altura, realmente nunca he estado a la altura que ella se merecía. Manteniéndome lejos en los peores momentos de su vida, unas veces por ignorancia, otras por prudencia. Ella al final fue más valiente, afrontó la realidad exponiéndola crudamente, de nuevo apostando por mi.

Que decir cuando la veo en las fotografías y los recuerdos se me agolpan unos tras otros. Reconozco el chaleco en una, el gesto en otra, la mirada, el pelo, los ojos, es ella, la que siempre vivió en mi silencio, en mi intimidad hasta que se abrió esta maldita taberna en la que cada vez que entro desnudo mis sentimientos más secretos, más callados.

La miro y quedo embobado, escucho su voz, añoro su abrazo, sus besos, su presencia, pero como siempre, la siento cerca, la siento dentro. Es ella, siempre será ella, siempre nosotros.

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