Sin embargo a lo lejos
Entonces por entero
(Carlos Barral)
Hoy he estado leyendo por millonésima vez tus cartas, aquellas que tantos atardeceres pasaron conmigo, acercándome a ti. En cada letra te reconozco, en cada frase te veo, en cada carta te siento, al igual que te reflejas en cada estrella, en cada flor, en cada piedra, en el cantar del petirrojo, en el vuelo de la alondra, en la voz de mi interior.
Miro hacia el cielo. Ya es de noche, y la luna llena, esa misma que desde el cristal de la ventana vigila tu sueño, me sonríe y me cuenta cosas tuyas, esas que desde su posición domina y que yo no veo más que en mis sueños compartidos contigo, con tu presencia.
He leido tus cartas de nuevo, y cerrando los ojos te veo a mi lado, cogiendo la mano que te ofrezco y susurrándome al oido las palabras por ti vertidas en el papel hace tiempo y que para mi son, como siempre, de hoy, de mañana si las vuelvo a leer. Son tus cartas, mis cartas, leidas una y mil veces más en estos años, pero siempre notando tu presencia cuando abro la carpeta que las protege de otros ojos, de otras miradas que me roben tus frases, tus palabras. Son mis cartas.
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