Toda la luz del cielo ya en la frente
y en el labio un carbón apasionado.
Mi pensamiento, así de iluminado,
mi lenguaje, de amor, así de ardiente.
Así de ardiente, así de vehemente,
diamante en su pasión transfigurado.
Amarte a ti, universo deseado.
Mi luz te piensa apasionadamente.
Mi luz te piensa a ti, luz de mi vida,
pasión mía, luz mía, fuego mío
llama mía inmortal, noche encendida,
cauce feliz de mi profundo río,
arrebatada flecha, alba elegida,
mi dulce otoño, mi abrasado estío.
(Vicente Gaos)
No importan los años pasados, ni que el otoño se acerque a nuestros cuerpos. No importan la blanca cana transformada ni la arruga en el ojo transformista. No importan las noches sin ti, compartidas, penitencia carcelaria sin indultos. Al final siempre una salida, una luz que marca el reencuentro, donde las almas amigas se saludan y dos entre ellas caminan solitarias, apartadas del resto, enlazadas las manos mientras las miradas hablan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario